Lección de supervivencia II

Creo que todos podemos estar de acuerdo con esto: si estamos despejados, las ideas y las lecciones de supervivencia caen como lluvia de estrellas. Cuando entramos en piloto automático por razones incorrectas (desesperación, ansiedad, frustración o culpa), las lecciones llegan igual, pero pasan desapercibidas.

Partiendo de esto (y volviendo a pecar de valiente), en Grupo Axius vamos a poner a prueba algo que he leído como propuesta y que algunas empresas o países, como Francia, han implementado con resultados positivos en desempeño y productividad.

Tenemos una nueva política interna: Las horas de trabajo se reducen a 30 horas semanales “mientras dure esto”. Y mi ideal, si nos damos cuenta de que funciona como intuyo, es mantenerla cuando termine “todo esto”.

12 años preparándonos (sin saberlo) para una pandemia global

¿Por qué lo hago? Porque puedo (le robo el chiste a Sofía Niño de Rivera). Hemos construido con esfuerzo una filosofía de trabajo que impulsa la responsabilidad y la libertad con acciones medibles y con un equipo que cuando brilla, tiene más potencial del que a veces nos creemos.

En estos 12 años logramos un objetivo: tener balance entre la productividad y la calidad de vida de las personas, mientras hacíamos malabares vendiendo consultoría para “cambiar el mundo” (a pesar de quienes sin resultados cortoplacistas no te compraban ni el saludo).

Como nada es estático y todo se puede mejorar, la pregunta que cuenta realmente es otra: ¿para qué lo hago? (esta siempre nos lleva a pensar y nunca se responde de golpe). En este caso, lo hago para mostrarle a quienes confían en mí o a mí misma (que es lo mismo) cómo se come o se pone en práctica la sostenibilidad y esa frase tan bonita que tenemos como propósito: “Construir contigo un mundo más íntegro y consciente”.

Aplicar una vez más, pero con más ímpetu y quizás riesgo, lo que entendí nos estaba pidiendo el mundo el día que decidí dedicarme a esto y que ahora pide a gritos: ser coherentes con lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos, tomando en cuenta al entorno (personas y el medio ambiente) en cada decisión que tomamos.

Es hora de cambiar el futuro (por muy incierto que sea el presente)

Creo que si no nivelamos el ritmo acelerado que traemos, las horas que trabajamos en algo vs. las que nos quedan para “trabajar” en nuestras relaciones y emociones, la siguiente consecuencia que vivamos será más dura que el COVID-19. Y también creo que estamos a tiempo de cambiar el futuro, ahora incierto.

Mi aporte, después de tomarme el tiempo para ver la situación de otra manera, se resume en: nos regalo tiempo.

Esta iniciativa busca abrir espacio real y tangible para que todos, sin excepción, puedan:

Estar consigo mismos frente al espejo y bailar (o llorar) si les hace falta (como a mí).
Meditar o contemplar por la ventana sin el celular en la mano.
Compartir con los suyos tiempo de calidad (así sea solo reírse de memes por videollamada).
Ir a hacer las compras cuando hay menos gente en el súper (aplica con y sin pandemia).
Tomarse una copa de vino con su pareja (o dos).
Pareciera que se ha normalizado tenerle miedo al descanso

Hace poco, alguien me dijo: “Voy a descansar y guardar energía para cuando vuelva a la hiperactividad”, y yo le pregunté: “¿Y si no volvemos nunca más? ¿Y si la nivelamos en este mismo momento y la sostenemos en el futuro?”.

Con el aprendizaje puesto en marcha desde hoy, podemos equilibrar el sistema que nos colapsó en las narices en apenas semanas. Me apoyo en desmontar lo que dicen los expertos que me inspiran y defino como “filósofos modernos”: el miedo.

Hoy decido no tener miedo a cambiar paradigmas y estructuras con más urgencia que antes y que hace tiempo pienso están obsoletas, con la idea de ser un ejemplo para otras pymes o quizás para grandes corporativos o países que tengan los oídos y la humildad que requiere escuchar a los “pequeños” (aunque nosotros no creamos que lo somos).

Todos en la empresa asumimos una vez más el liderazgo que admiramos en los que arriesgaron y ganaron por “cambiar el mundo”… y lo haremos conscientes y en equilibrio.

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